El fin del abandono
¡Todos hemos sido abandonados! O más bien, ¡dentro de cada uno de nosotros viven profundos sentimientos de abandono! La sensación de no pertenecer, de ser un extraño, de estar desconectado de la humanidad, solo, malo, indigno de ser amado. Lejos de Dios. Lejos de Casa. Lejos de nuestra verdadera Familia. Al borde del Abismo. ¡Esos sentimientos son naturales! ¡No están mal!
¡Tampoco son signo de alguna enfermedad! ¡Todo el mundo los tiene! Excepto que la mayoría de la gente está tan distraída, tan adicta, siempre huyendo… Creyendo que esos sentimientos los destruirán si comienzan a sentirlos VERDADERAMENTE. Ellos no vienen a destruir nada. Son sólo sentimientos. No son violentos en esencia. Sólo anhelan ser sentidos. Ser incluidos, abrazados, amados. Que se les dé aliento. Espacio. Amistad. Cuando miras de frente a tus profundos sentimientos de abandono, disuelves el más viejo discurso de todos: “¡He sido abandonado!” Y encuentras amor aquí mismo. Donde ERES (estás). ¡No te has abandonado a ti mismo! El ciclo está completo. Ahora, descansas profundamente en tus propios brazos amorosos. Y la Luz entra en ti…