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Procesos de Sanación

Procesos de Sanación

Se hace necesario recordar que cuando estemos ante un proceso de sanación hay que dejar en claro que no es nuestra energía la que sana, un practicante Reiki es solo un canal que activa el propio sistema de auto sanación del paciente y no tratar de esforzarnos por la curación a toda costa, o por poner más energía de la necesaria en el proceso (consideren que Reiki es energía inteligente). De esa forma nos atamos energética y emocionalmente con el paciente, incluso en lugar de depender de los buenos resultados de la terapia para sentirnos correctamente.

Lo que más debilita a un Practicante Reiki es la impresión de tener que cumplir a toda costa con su deber, ligado con la sensación de culpa y responsabilidad por el otro. Así sencillamente nos sentimos agotados y vacíos de toda fuerza y vitalidad. Dando más y mejor que lo estrictamente requerido, se llenan lagunos de inseguridad y sentimientos de vacío. Pronto los llamados pacientes aprenden cómo influir en el terapeuta, dando por hecho que si se ponen peor recibirán más atención de su parte, porque lo sienten personalmente implicado en el proceso. Este poder del paciente le hace mantenerse permanentemente en el papel de víctima, con lo cual ambos estarán tirando su energía por la borda y se sentirán debilitados.

El espíritu no está satisfecho y el resultado es degradante. El paciente no sana siquiera tiene interés en cambiar las razones emocionales de su transformación, dado que se ha enganchado al victimismo, y los dos acabarán frustrados sin más. Es facil conmoverse con las personas que sufren esto hace más difícil ver la situación más común del mundo. Ese es el reto, el sustentar nuestro poder personal en estas circunstancias.

Nadie ayuda a otro comiéndose su suciedad emocional, hay cargas que corresponden a cada uno y sólo uno mismo puede portarlas. Lo negativo nos debilita y así no podemos ayudar. Creemos que es indigno ser feliz mientras tanto otros sufren, sin embargo la verdad es justo lo opuesto. Sólo explicando que la felicidad es posible en medio de los problemas, ayudamos a que cada uno resuelva su situación.

Sufrir con otro es fijar el problema y eternizarlo, lo que hay que hacer es elevar la vibración y permanecer tranquilo y centrado mientras tanto la otra persona manifiesta sus emociones más densas. Sin dejarnos arrastrar en ningún momento por el problema y sin emitir juicio alguno, simplemente ayudamos más estando fuera del problema que participando de él. Se trata de reflejar su confusión para poner luz en la dificultad, y no culpar por esto o aquello. Aceptándolo todo a través de la energía del amor, y dejando claro que cada uno tiene libertad para experimentar esta vida como lo haya decidido.

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